Truman Capote
Ilustración creada como apoyo del artículo sobre Truman Capote para la revista Negratinta. Se trata de una de las numerosas ilustraciones que he realizado para esta revista de periodismo y narrativa donde siempre se me ha otorgado la libertad de crear.
En este caso, trato de reflejar la atmósfera que bajo mi punto de vista, envolvía a esta persona (Truman Capote). Una mirada fría y analítica que le incitó a acercarse estrechamente a los autores de los asesinatos de la famila Clutter. Por otro lado un interior emocional que convierte a este personaje en energía irrefrenable, que le lleva a salir de la línea que dibuja el método habitual y la moral socialmente aceptada, creando nuevas perspectivas periodísticas.
El caso de la mataza de la famila Clutter a día de hoy sigue viéndose envuelto en un inquietante misterio. Según la versión de “A sangre fría”, libro en el que Truman Capote recoge las confesiones e intrahistorias que componen las razones  del macabro suceso de la mano de Richard Eugen Hickock, uno de los asesinos confesos, el móvil del crimen se debería a un simple robo. Más tarde el propio Hickock, ya en el corredor de la muerte, dejaría escrita una nueva versión de los hechos, donde recoge que el crimen se trataba de un encargo. Además confiesa no sentir ningún arrepentimiento y puntualiza detalles como recordar la frase que espetó tras disparar en el rostro a Kenyon Clutter, de 15 años: “Me gustaría ver al embalsamador tapar ese agujero”.
Todo este giro de veracidad, contrasta enormemente con la realidad detallada en el libro de Capote. Por ello a su espalda figura una atmósfera dramática, llena de oscuridad, quizá mucha más de la que el pensaba vislumbrar. Donde lejos de esclarecer la situación, el sol se esconde tras la casa del terrible crimen, en un simbolismo que refleja el paradójico avance hacia la incertidumbre, en lugar de hacia la certeza.
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